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Yesabeth De la Rosa: una apasionada de la historia

09 de Dic de 2019

Una apasionada por nuestra cultura, historia y patrimonio. Eso es Yesabeth de la Rosa Caraballo. Una mujer de 43 años, nacida en Cartagena de Indias, quien actualmente se desempeña como coordinadora de la Institución Educativa Mercedes Ábrego, y es miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena. 

Desde temprana edad, Yesabeth recuerda haber participado en los diferentes espacios culturales que le brindó la Institución Educativa Soledad Acosta de Samper, de donde es egresada. Siempre disfrutó de las actividades que se desarrollaban en torno a la música, la danza y el arte. Ese goce juvenil y sentir artístico no quedó en esa etapa de su vida, sino que la siguió hasta su paso por la Universidad de Cartagena, donde comenzó a estudiar Historia, por su deseo de comprender el contexto actual en función a pasados acontecimientos culturales y sociales. 

Luego de terminar su carrera universitaria, se encontró frente a la posibilidad de vincularse al sector educativo y decidió concederle un espacio a la docencia en Ciencias Sociales. Desde sus inicios como docente se trazó la meta de enamorar a niños y jóvenes con una mirada renovada de la historia. “Quería quitar del imaginario de los niños que la historia es aburrida y contarles el cuento de tal forma que se volviera apasionante para ellos”, explica. 

Su experiencia como docente en International School, institución del sector privado y posteriormente en la Institución Educativa Técnica de Pasacaballos, del sector público, le permitieron construir un interesante panorama del contexto educativo. 

Estas experiencias son de sus más valiosos recuerdos. “En el primero, la posibilidad que tienes cuando logras programar tu cerebro gracias a la neurolingüística y en la Técnica de Pasacaballos, encontré la oportunidad para diseñar e implementar un conjunto de actividades que tuvieron como meta principal la recuperación, el reconocimiento, valoración y defensa de la memoria histórica del corregimiento”, agrega. 

Yesabeth fue además gestora del Encuentro Estudiantil de la Afrocolombianidad hasta su décima tercera versión, un espacio académico y cultural abierto para que los estudiantes de las escuelas focalizadas como etnoeducativas en la ciudad de Cartagena compartieran experiencias de sus realidades y se proyectaran para conquistar metas trascendentes que les permitieran mejorar su calidad de vida. 

Como gestora cultural logró el montaje e implementación de una Emisora Escolar y de la comparsa AFROPA, iniciativas con las que trabajó el desarrollo social y cultural de los jóvenes, explotando sus habilidades y talentos.  

Aprovechando el entusiasmo de sus estudiantes, organizó un Semillero de Investigación para “desempolvar” la historia de las calles, la gente, las costumbres y los mitos de Pasacaballos, finalmente y después de varios años en ese proyecto logró obtener como resultado una monografía histórica: Tras las huellas de Pasacaballos: el reencuentro de un pueblo con su identidad. 

La implementación de su estrategia pedagógica para fortalecer las competencias en investigación de los estudiantes y el libro como resultado del mismo, le permitió ser una de los 19 docentes nominados al Premio Compartir al Maestro en su versión 2013, representando a la ciudad de Cartagena. 

Sus vivencias en la docencia y posteriormente en la coordinación académica, le han permitido comprender cuántas necesidades tienen las escuelas públicas y cuán grande es la brecha entre el sector público y privado: “débil infraestructura y la desarticulación que existe entre la educación media y la educación superior, un reto que definitivamente tengo por conquistar”, menciona. 

Yesabeth siempre ha sentido que su espíritu tiene una vocación al servicio de la gente, por eso también recuerda con agrado cuando en sus tiempos libres participaba en el proyecto de Vigías del Patrimonio Histórico y Cultural de Cartagena de Indias, donde trabajaba de la mano con la arquitecta Patricia Elena Díaz Báez, quien también es nuestra socia y gran aliada estratégica. 

“Trabajar en ese proyecto fue una experiencia maravillosa que involucraba a jóvenes y niños de la ciudad de diferentes estratos sociales, quienes recibían cátedra sobre la historia de la ciudad, su arquitectura y las distintas manifestaciones del Patrimonio Cultural.  Luego estos jóvenes, socializaban a propios y extranjeros el tesoro histórico de la ciudad y el departamento. Una apuesta maravillosa por la reivindicación de nuestro legado histórico”, añade. 

Los jóvenes y la historia

Yesabeth piensa que los jóvenes de hoy tienen el beneficio de acceder con facilidad a la información, algo diferente a lo que sucedía en su época juvenil, sin embargo, hay una gran desventaja y es que ese exceso de información originado en diversas fuentes está generando “infoxicación”, ya que una parte interesante de la población juvenil no cuenta con la madurez y las herramientas necesarias para aprovecharla de forma objetiva. 

Para Yesabeth, es fundamental que los jóvenes sean capaces de comprender su contexto y la realidad que están llamados a intervenir. Este es el primer paso para que sean excelentes estudiantes y profesionales.
Afirma que es muy grato encontrar en la mayoría de sus estudiantes palabras de aliento y halagos por las experiencias significativas logradas en su quehacer como una historiadora “esculcando” el escenario pedagógico. “Mi mayor satisfacción es que varios de esos jóvenes han decidido al finalizar sus estudios de secundaria, irse por el camino de la historia y la filosofía. Nada que me enorgullezca más porque me permite pensar que he dejado un buen legado en ellos”, expresa. 

Desde su labor como historiadora y coordinadora entiende que es un gran compromiso seguir trabajando al servicio de la recuperación de la memoria histórica de las comunidades, especialmente para que estas no sean condenadas a repetir los mismos errores, y si esta defensa que está en manos de los más jóvenes, será el primer paso para salvar a las generaciones futuras.


Su ingreso a la SMPC

Para Yesabeth es todo un privilegio poder hacer parte de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena, una institución con amplia experiencia e idoneidad, conocedora del manejo y administración de nuestro patrimonio material, así como del fomento de la valoración del inmaterial. 

“El año pasado, recuerdo que la arquitecta Patricia Díaz, quien en ese entonces pertenecía a la Junta Directiva, me dijo que presentaría mi hoja de vida para que me hiciera socia. Yo no le puse mucho entusiasmo a la cosa porque para mí la SMPC era una institución muy tradicionalista a la que solo podían pertenecer personas con apellido o muy conocidas en la ciudad. Y yo siempre había sido una ciudadana de a pie que ha trabajado por la ciudad, pero detrás de bambalinas”, recuerda jocosamente. 

Días después Patricia Díaz le confirmó que la Junta Directiva la había aceptado y la invitó a la Asamblea de Socios. “Me sentí rarísima en esa Asamblea. Estuve muda todo el tiempo”, recuerda tímidamente. Fue después, durante una conversación con la entonces Directora Ejecutiva, Elizabeth Campillo, cuando se enamoró del proyecto. “Elizabeth me planteó una visión muy interesante de la institución y me animé a participar activamente con mi conocimiento viendo que la entidad había tomado la iniciativa de reestructurarse, innovar y oxigenarse con nuevas miradas y nuevas voces”, cuenta.  

Cree que en la actualidad, con los aportes de Roxana Segovia y de la nueva Junta Directiva, la SMPC se ve renovada, ante una ciudad que exige cambios. “La SMPC ha tomado el liderazgo y se ha empoderado tomándose la ciudad no desde las oficinas, sino desde el mismo pueblo, tocando el corazón y las fibras de la gente”, añade.  
Es así como para Yesabeth, la SMPC es una de las organizaciones cívicas que asumió reto de trabajar por y para la ciudad, trabajando el más grande activo que esta tiene: su gente, para que sean capaces de hacer defensa de lo que tienen, participando, conociendo y defendiendo su legado cultural. 

Para ella, con programas como la Ruta por la Historia de Cartagena, la SMPC es más incisiva y pertinente porque toca corazón de escuelas, sacando a sus miembros al escenario histórico, a las calles, a la realidad de su patrimonio. 

Finalmente se despide recordando que “lo que no se conoce, no se disfruta, no se defiende y mucho menos se valorará, ese es el reto que nos queda para seguir haciendo historia”.

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