03 de Jun de 2021
El arquitecto cartagenero Alberto José Herrera Díaz, es un abanderado del patrimonio, un defensor de las murallas de Cartagena y un profesional apasionado por su ciudad.
Es el primer egresado del programa de Arquitectura de la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Cartagena, donde también fue docente, y desde 1981 ha ejercido su profesión cosechando reconocimientos.
Cuenta con diversas especializaciones entre las que encontramos la del International Center for Conservation and Restoration of Cultural Property, Roma - Italia; Urbanismo y Conservación y en Restauración del Patrimonio Arquitectónico en la Universidad Jorge Tadeo Lozano - Seccional Caribe y Gestión y Revitalización de la Ciudad, el Paisaje y el Territorio en la Universidad de Castilla - La Mancha. Desde sus inicios profesionales fue becado por la O.E.A para realizar cursos sobre Conservación y Preservación del Patrimonio Histórico Arquitectónico del Caribe.
Su formación lo ha mantenido cercano y enteramente relacionado con la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena, porque comparte su enfoque misional hacia el cuidado y la preservación del patrimonio, el medio ambiente y la cultura ciudadana, por esto hoy queremos reconocerlo como miembro destacado.
Un defensor de las murallas de Cartagena
Alberto ama y defiende de manera especial las murallas de Cartagena, para él son la representación material de una parte de nuestra historia mestiza y como símbolos de la ciudad, generan sentido de pertenencia. Reconoce su valor arquitectónico y cultural, siendo la evidencia viva y tangible del heroísmo.
Para él es un privilegio ser cartagenero y vivir la experiencia de estudiar el patrimonio desde adentro como ciudadano, y desde afuera como estudiante o profesional en universidades del exterior, ya que esto le ha permitido apropiarse de conocimientos y planteamientos avanzados sobre el entorno y el nuevo papel del patrimonio en la vida de la ciudad, para luego aplicarlos con la propiedad y el amor que solo quien ha nacido y crecido en ella, puede tener.
“Hoy este valioso patrimonio requiere una nueva oportunidad producto de la construcción consensuada entre los distintos actores. Una nueva oportunidad que se refleje en proyectos urbanos que modifiquen el comportamiento y la apropiación, que contribuya a generar espacio público, que permita mitigar los riesgos del cambio climático, que articule los distintos sectores de ciudad y que su intervención permita enseñar su valor histórico y generar respuestas a las nuevas presiones de los habitantes”, expresó.
No hay obras preferidas para Alberto, a lo largo de su carrera. Cada una por grande o pequeña que sea constituye para él un reto, especialmente en el campo de la restauración.
Recuerda con satisfacción, por ejemplo, su intervención como socio del consorcio para la rehabilitación de las plazas de Cartagena, especialmente la creación de la nueva Plaza de la Paz, que reorganizó el tráfico vehicular del sector y recuperó estos espacios para el peatón y para el disfrute de cartageneros y visitantes. Afirma con satisfacción que desde su profesión ha podido actuar por su ciudad, algo que tiene mucho valor para él.
Un socio orgulloso
Como ciudadano con sentido de pertenencia, como profesional, y como miembro de la SMPC, Alberto ha puesto a disposición sus saberes al servicio de la ciudad como cuando participó con otro grupo de profesionales en la creación del “Plan Maestro para las fortificaciones”, trabajo donado a la SMPC, así mismo se destaca su participación en temas de restauración, investigaciones científicas y planteamientos urbanos.
Recuerda con orgullo que desde hace 27 años es socio de la SMPC. “El tema de las fortificaciones siempre ha sido una pasión y las personas que estuvieron al frente de la organización como Humberto Rodríguez Puente, luego Carlos Villalba Bustillo, Ricardo Lequerica, y la dirección ejecutiva en ese momento a cargo de María Pía Mogollón, fueron fundamentales para querer pertenecer a esta organización que restauraba y administraba las fortificaciones y sigue al servicio de la ciudad”, evoca.
La sostenibilidad del patrimonio, aparte de apasionarle, le genera inquietud, por eso sigue siendo miembro activo de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena, entidad que reconoce como vigente en el tiempo y que ha continuado velando por la conservación de la cultura, más allá del monumento y a las necesidades cambiantes de la ciudad.
“La SMPC a lo largo de su historia ha demostrado ser una organización visionaria. Lo demostró cuando coadyuvó en impedir la demolición de las murallas, cuando tuvo a su cargo la restauración del patrimonio militar y su proyección como recurso turístico, luego cuando habilitó gran parte para nuevos usos urbanos y cuando las activó como espacio de conocimiento y apropiación social mediante programas como ‘Caracucha, “Patrimonio Vivo-Patrimonio Libre” que permitió a miles de jóvenes estudiantes recorrer y reconocer durante más de 20 años el patrimonio militar”.
Lo anterior señala la experiencia de la SMPC y hoy, desde su perspectiva, solo requiere que desde las instituciones públicas se le dé una oportunidad para que esta organización cívica sin ánimo de lucro, pueda intervenir y aportar en mayor escala al desarrollo y posicionamiento de la ciudad.
Un hombre con visión
Alberto es un arquitecto apasionado por su profesión. Como decano de la nueva facultad de Arquitectura de la UTB invita a los jóvenes interesados en esta maravillosa carrera a amarla, tratando de ser siempre profesionales integrales pero ante todo mejores seres humanos.
Visiona a Cartagena en 10 años con espacios públicos libres, un patrimonio con menores riesgos, con unos ciudadanos comprometidos y respetuosos de lo público y con obras realizadas que disminuyan las afectaciones del cambio climático.
Alberto cuenta con su esposa Edith Salas, su ayuda idónea y quien también comparte su pasión por la arquitectura, con quien tiene dos hijos, Alberto y Alejandro, y ha construido un hogar basado en valores, amor y respeto.
Arquitecto de sus propios sueños, ha diseñado y construido una carrera que habla por él, dentro y fuera de la ciudad. Alberto le pone su sello de entrega y dedicación a todo lo que hace y busca contagiar a quienes lo rodean de ese sentido de pertenencia por la profesión y la ciudad.